Es muy común que al alojarnos en una habitación de hotel encontremos algún fallo que podría haberse evitado con un poco de atención. Algunos son pequeños y otros no tanto, pero casi siempre son fáciles de solucionar y fastidia cuando no se hace. El buscador de vuelos y hoteles Jetcost ha recogido las quejas de sus usuarios y ha seleccionado lo que más molesta a los viajeros españoles de una habitación de hotel…
Lo que más irrita a los españoles en un hotel
La llave de la puerta. En la gran mayoría de los casos se trata de tarjetas magnéticas sin número que a veces hay que utilizar desde que subimos al ascensor y que en ocasiones no se sabe cómo usar: introduciéndola en una ranura en una dirección u otra, posándola sobre un pomo… El sistema no siempre funciona bien y a veces hay que bajar a recepción para que comprueben que está bien grabada, o que se ha puesto una fecha incorrecta de salida y no funciona, etc.
Las luces. La tarjetita muchas veces debe introducirse en una nueva ranura para dar corriente a la habitación y se retira de nuevo al salir. El problema es que hay clientes que quieren tener corriente estando fuera de la habitación: mantener el aire acondicionado para que al volver la habitación esté fresca, poder dejar recargando teléfonos y otros aparatos, dejar alguna luz encendida para que se piense que hay alguien dentro… El ingenio obliga a introducir otra tarjeta de visita, de afiliación, de crédito… para mantener la corriente.
Aire acondicionado. Otro aparato que suele dar problemas. Por lo general las instrucciones son tan escuetas que cuesta trabajo distinguir el frío del calor, regular la intensidad, programar que se apague automáticamente… Incluso, lo más sorprendente, cuesta trabajo encontrar el mando a distancia escondido en alguno de los cajones de la habitación…
Minibar vacío. Casi todos los hoteles de cuatro o más estrellas disponen de minibar. Sin embargo, cada vez es más frecuente que al llegar a la habitación esté vacío, eso sí con un cartelito que indica que llamando a recepción lo pueden rellenar o que se elija qué bebidas se quieren. Es verdad que algunos clientes pueden abusar y no declarar las bebidas consumidas, dar el cambiazo en algunas botellas rellenándolas con agua u otros líquidos y que se requiere de personal que revise habitación por habitación lo que se ha consumido y reponerlo. Pero también es verdad que los precios de las bebidas en el minibar compensan esas molestias.
Exceso de letreros. Algunas habitaciones de hotel parecen tablones de anuncios. Están llenas de letreros que informan o avisan sobre casi todo. Además del evidente cartelito de no molestar o arreglar la habitación que se cuelga en la puerta, están los de los canales de la tele, los servicios que ofrece el hotel, la encuesta sobre satisfacción, la de posibles fallos en la habitación, los precios del minibar (incluso cuando está vacío), los de prohibido fumar…
Los mandos de los grifos. Algunos son tan de diseño que cuesta trabajo saber como funcionan, especialmente los de la bañera y la ducha y no es raro darse un chapuzón antes de descubrir el manejo, o quemarse o helarse al no saber cual controla el calor del agua. También saber cómo se cierra la bañera puede requerir un curso. El tema es especialmente grave en algunas habitaciones de lujo que ofrecen jacuzzi.
La distribución de los complementos. Parece que el arquitecto que proyecta un cuarto de baño, o el propietario que lo paga, debe saber que el aparato para el papel higiénico debe estar a la izquierda y a una altura razonable, ya que la mayoría de los clientes son diestros y es la forma cómoda de usarlo, el toallero grande junto a la ducha o bañera, que en la ducha haya una repisa para dejar la esponja o los frasquitos con gel o champú, que el secador de pelo esté cerca del espejo y que haya cortinillas o mamparas que impidan que se inunde el suelo con cada ducha… Bueno, pues no lo saben.
Las amenities. Curiosamente es una de las cosas que los clientes más aprecian en el cuarto de baño. Sin embargo, hay una tendencia creciente a no reponerlas durante toda la estancia, lo que a muchos les parece un poco cutre.
Gastos innecesarios. Muchos de los clientes de Jetcost estiman que los hoteles incluyen servicios que no siempre son necesarios y que hacen encarecer la habitación. Muchos de ellos apuestan por aplicar la teoría “low cost” a los hoteles, de forma que se vaya pagando menos si se prescinde de algunos servicios. Ejemplos: si no se requiere limpieza diaria y hacer las camas, 15 euros menos; si no se cambian las toallas (no por el medio ambiente y el gasto de agua; pura economía), 10 euros menos; si no se quiere tele o minibar oamenities, o la Biblia en la mesilla, otros 10 euros menos… De esta forma las habitaciones costarían menos y se ocuparían más, como ocurre en los aviones.